La ternura es un sentimiento grande y noble que engrandece a las personas. Hay muchas cosas y situaciones que despiertan ternura: la inocencia o la candidez de un niño, las personas desvalidas, el sufrimiento, el dolor...
Decimos que se puede hablar con ternura, mirar con ternura, abrazar con ternura. Ternura es ser sensible ante las situaciones del otro. La ternura es el arte de “sentir” a la persona, al ser humano en su totalidad.
El beso sincero, el apretón cálido de manos, el abrazo inesperado, una mirada llena de cariño que nos dice: ¡estoy aquí, puedes contar conmigo! La ternura parece por momentos olvidada.
Tendríamos que revivirla pues es lo que logra que nuestros días y nuestra vida pasen de ser un mero transitar a ser inolvidables. La Ternura es la fuerza más humilde, y sin embargo la más poderosa, para cambiar el mundo. No es debilidad, no es flaqueza, sino fuerza que surge sólo en un corazón libre, capaz de ofrecer y recibir amor.
Es la manifestación de dos exigencias fundamentales del corazón: desear amar y saber ser amado. Es la capacidad que tiene cada ser humano de dar lo mejor de si, para recibir como única recompensa la felicidad del otro.
Es el respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en la caricia, en el detalle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada cómplice, en el abrazo entregado y sincero. La ternura es la expresión más serena, bella y firme del amor y está en aquello que parece pequeño pero que se hace grande en el corazón.💜