Días que desprendes ese magnetismo propio de la Tierra; cuando habitan dentro de ti millones de emociones y demuestras ser humano por llorar en forma de lluvia y reír a través de los rayos del sol.
Días en los que eres como Marte porque en tu interior surgen erosiones de sentimientos que provocan grandes tempestades y pueden degradarse. Días tan fugaces que hacen que reacciones tan rápido como Júpiter.
Días en los que pareces Saturno por llevar un anillo como símbolo de compromiso y que provocan un gran misterio. Días tan fríos en los que eres como Urano, tan lejano del sol como si fuese una diminuta estrella brillante.