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Siempre seré vida mía, tu más grande cobardía…


Y seguiré siendo el reflejo de aquel pasado, que te mantiene atormentado. Dueño de un amor que esculpías, esclavo de tus palabras donde la valentía es utopía. Disfrazando la apariencia Y ocultando la esencia.  Cambiaste codicia por vivir eliminando aquella “amargura” que rompía tu estructura, renunciando a quererme por temerme. Reemplazándome en las noches para calmar tus días, porque siempre seré vida mía, tu más grande cobardía…





Y seguiré siendo el reflejo de aquel pasado, que te mantiene atormentado. Dueño de un amor que esculpías, esclavo de tus palabras donde la valentía es utopía. Disfrazando la apariencia Y ocultando la esencia. 
Cambiaste codicia por vivir eliminando aquella “amargura” que rompía tu estructura, renunciando a quererme por temerme. Reemplazándome en las noches para calmar tus días, porque siempre seré vida mía, tu más grande cobardía…

Quizás, dentro de unos 10 a 15 años, nos encontremos por casualidad, no ahora... definitivamente no ahora.

  Quizás, dentro de unos 10 a 15 años, nos encontremos por casualidad, no ahora... definitivamente no ahora... y nos sentaremos a conversar de las locuras que hicimos y de todo lo que nos guardamos dentro.

  De todo el orgullo que nos alejó y de todas las heridas que nos hicimos... esbozaremos una sonrisa, con los ojos llenos de lágrimas y quizá... solo quizá, sin rencores, ni daño, nuestras miradas se crucen y nos reconozcamos, como alguna vez supimos hacerlo.

Quizás, dentro de unos 10 a 15 años, nos encontremos por casualidad, no ahora... definitivamente no ahora.


Hay que recordar que la vida tiene dos caras, una de mucha felicidad y la otra de mucha soledad.


Hay que recordar que la vida tiene dos caras, una de mucha felicidad y la otra de mucha soledad.


 Hay que recordar que la vida tiene dos caras, una de mucha felicidad y la otra de mucha soledad. Es importante que siempre sepamos cuidar a los amigos y no olvidarlos en los momentos en los que todo nos sale bien.

 Nadie quiere que lleguen esos días tristes, pero llegan, son inevitables. Hay que vivir la alegría pero sin olvidarnos de los que siempre han estado a nuestro lado tanto en lo bueno como lo malo.

 No permitas que cuando hay alegría en tu vida, tus seres queridos se conviertan en espectadores que te ven alejarte de ellos feliz por lo que estás viviendo.