Cabe la posibilidad de que nunca llegues a saber a ciencia cierta por qué se fue, por qué tomó la decisión de separarse de ti, debido a que muchas veces ni la otra persona sabe bien a bien qué fue lo que la impulsó a tomar un camino diferente. Esa tarea de escudriñar en su interior es responsabilidad y asunto de ella, y puede llevarle años o la vida entera. ¿Para qué te tomas tú la molestia de andar interpretando lo que a ella a lo mejor ni le interese desentrañar? ¿Vas a dedicarle tu tiempo, tu valioso tiempo a un acertijo que tal vez no tenga solución? Eso es como meterte en un laberinto que sólo te alejará más y más de tu meta, de tu recuperación.
¿Qué hacer para no sufrir?
El primer paso para dejar de sufrir es entender por qué se sufre. Al respecto no he encontrado explicación más clara y efectiva que la que aporta Carlos G. Vallés, cuyos libros constituyen mi terapia favorita. Vallés es un sacerdote jesuita español que ha vivido muchos años en la India y ha conocido profundamente el pensamiento oriental, del que deriva enseñanzas aplicables a todo ser humano, independientemente de su procedencia, raza, religión y cultura. Siguiendo el pensamiento de Vallés, sufro porque yo me hago sufrir; sufro cuando me opongo a la realidad. Y la raíz de este sufrimiento es el apego.
Apegarse a alguien significa creer erróneamente que sin ella no podemos vivir, que nos es indispensable e imprescindible. El apego es nublar el pensamiento y obsesionarse, es estar atado, estar preso y querer apresar, es depender y aferrarse, es perder la libertad. Apegarse no es amar. El amor es como el agua que corre; si intentas retenerla se te escurre entre las manos.
Particularmente útil me ha sido un proverbio japonés que leí en uno de sus libros: "Si las entiendes, las cosas son lo que son; y si no las entiendes... las cosas son lo que son". Así que de todas maneras la realidad manda. Si te adaptas a ella, todo será más fácil; si te opones, la única que sale perdiendo eres tú, porque es como estrellarte contra una roca. (Creo que necesito leerme esto a diario)