Vivimos entre el "Si" y el "No". Optar entre uno o el otro quizás sea una decisión comprometida. Hay veces en que la diferencia entre decir "Sí" o decir "No", puede ser determinante y modificar nuestra vida, para bien o para mal. El "No" lo tenemos seguro, eso decimos para infundirnos valor, decimos "No" de manera casi constante. Pero, a veces, decimos "Sí" sin medir las consecuencias, y en ese instante todo cambia.
Pero, ¿No se trata de eso la vida? ¿De decir "Sí", de avanzar, de vivir? El "Sí" compromete, exterioriza aspiraciones, es señal de que en ocasiones algo falta. Podemos decidir que todo siga siendo "No", o animarnos al "Sí" y sumergirnos en la vida, esa vida que vivimos obstaculizando más o menos todo el tiempo con el "No". Por supuesto y soy una convencida de que saber decir "No" es necesario y se requiere de mucho valor para expresarlo. Tampoco es cuestión de andar por la vida con el famoso "Sí" fácil, pero !Cuanto amor hay en un Sí a tiempo!.