Es que a veces deseo perder la memoria. Poder liberarme de recuerdos que me impiden avanzar. Me pregunto si no será que en realidad los utilizo como una excusa para no enfrentar mis temores.
Hay sucesos en la vida que te marcan para siempre y supongo que lo que ocurrió aquel día me afectará siempre. Todavía no puedo hablar del tema, ni siquiera me atrevo a escribirlo, clara señal de que lidiar con todo eso no me resulta sencillo.
Sentada frente a la ventana, intento desvelar misterios que en realidad no quiero descubrir. Sé que hay lugares de la mente que no deben visitarse. Entonces me distrae un pequeño gorrión posado en el paraíso de mi vereda, y observo sus desplazamientos de rama en rama, mientras pregunto por millonésima vez ¿Cómo seguir? ¿Cómo hacer para reiniciar el vuelo?