Quiero abrazarla y decirle que también desearía que volviera esa niña que a pesar de las dificultades que se le presentaron en la vida, podía ser capaz de resistir y sonreír con una sinceridad fácil de envidiar.
Abrazo a mamá queriendo pedirle perdón silenciosamente por haber dejado que esto sucediera, por permitir que la vida misma me quitase esa chispa con la que todo ser humano nace y la cual todos protegen hasta por encima de sus cadáveres.
Fui débil y todo lo que me pudo venir después de mi adolescencia solo cuenta sobre dolor y la infelicidad.