¿Sera que estoy lenta para reaccionar o que el tiempo se me pasa rápido? Quién sabe. Tengo que reflexionar sobre el valor del tiempo y la necesidad de aprovecharlo. ¡Cada instante es único!
Seguidores
Visitor
¡Cada instante es único!
Y como cada triste mañana, con mi corazón herido y el miedo por delante ¿me pregunto si alguien me extrañara mañana?.
Tal vez ya no vuelva a perder un suspiro, una lágrima, de esas que regalo y nunca me quedo. ¿Si muero mañana? No cerrare los ojos si estos no se abren, no me dejare caer si mi cuerpo queda frío e inerte, no diré tengo miedo por orgullo.
¿Quedare inmortalizada en recuerdos? ¿U olvidada al momento? ¿Seré borrada de este mundo? ¿O añorada por todos? Que falsa mi sonrisa blanca, que mentirosos mis ojos secos, y mi alma que llora en silencio.
Y como cada triste mañana, con mi corazón herido y el miedo por delante ¿me pregunto si alguien me extrañara mañana?.
No hay mas opciones que vivir, seguir, creer, no perder la esperanza de que vendrán tiempos mejores.
No hay mas opciones que vivir, seguir, creer, no perder la esperanza de que vendrán tiempos mejores que compensarán las luchas que hemos asumido con fuerza, sin renegar por todo, sin rendirnos, sin renunciar.
Prefiero maltratar a mi hígado antes que a mi ya destrozado corazón.
Me doy cuenta de que pocas veces antes había sido tan feliz. Pienso, hago trabajar a mi cerebro, las botellas de tequila no le hacen bien. Ahora pruebo con el corazón. Enamorarse no sirve de nada, excepto para sufrir.
Solo un tipo de entre un millón merece la pena, y resulta que en el 99% de los casos, ya está cogido. Dejando a un lado la estadística y volviendo al mundo real, encontrar a un hombre por el que merezca la pena arriesgar es algo muy difícil.
Y difícil no es sinónimo de imposible, pero, mientras tanto, yo sigo ahogando mis penas en el cielo, ese que tanto ansiamos rozar con la yema de los dedos. Solo que yo utilizo el tequila, limón y sal. Prefiero maltratar a mi hígado antes que a mi ya destrozado corazón.
Tenemos tan poco tiempo para vivir, que si parpadeas te lo pierdes.
Y al momento ya somos esa cera que se escurre. Tenemos tan poco tiempo para vivir, que si parpadeas te lo pierdes. Un segundo de luz no vale nada, al igual que una persona sola; juntos hacemos más que iluminar la oscuridad, damos calor, el calor de las vidas, nuestras vidas.
Unidos valemos mucho; por separado no somos nada, nos extinguimos rápidamente como la luz de las velas. Tan solo juntos tenemos sentido.
Procuro alejarme, de aquellos lugares donde nos quisimos.
Procuro olvidarte, pisando y contando las hojas caídas. Procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida y al ver nuestra casa, tan sola y callada no sé lo que haría, porque estuvieras tú, por que vinieras tú conmigo. Lo que haría porque estuvieras tú, por que vinieras tú conmigo. Lo que haría por no vivir así, por no sentirme así, perdida.
Simone - Procuro Olvidarte
Conservo a gotas, aquí en mi mente esas caricias, tus emociones, para soñarte y así tenerte cuando tu... no… estés.
Si yo pudiera beberte toda. Me ahogaría. Y fingiría no ver nunca nada, Si alguna duda cruza nuestra mente, esperaría oculto en mis pesares que el tiempo nos curase nuestros males.
Recojo a gotas, tus ilusiones y guardo a gotas tus emociones, Bebiendo toda, tu piel tu cuerpo, quiero morirme. Conservo a gotas, aquí en mi mente esas caricias, tus emociones, para soñarte y así tenerte cuando tu no estés.
Hoy vuelve a llover. Creo que se ha parado el mes.
Por una hora creí que la luz era eterna. Por un día sentí que llegaba el calor. Hoy vuelve a llover. Creo que se ha parado el mes.
Cierro los ojos e intento abrirlos y me pesan los párpados, cada vez un poquito más. Siento esa cosa rara a la que todos le llaman angustia.
Me estoy desvaneciendo de a poquito, mis ojos se van convirtiendo en dos gotitas de líquido salado. Es complicado, ¿sabes? Porque no tengo ni la menor idea de lo que está pasando aquí, no sé qué estoy sintiendo, no sé por qué me pierdo en todo esto.
Ahora noté que, necesito apagar la luz. Es complicado, porque ni siquiera estoy segura de querer salir de este lugar, de prender la luz, de secarme las lágrimas. Quiero salir corriendo a un lugar en que nadie me pueda encontrar, un lugar en que no pueda recibir noticias de ningún tipo, un sitio, en el que, pase lo que pase, yo no me entere.
Siento que me desvanezco, cierro los ojos e intento abrirlos y me pesan los párpados, cada vez un poquito más. Siento esa cosa rara a la que todos le llaman angustia, pero no puedo definirla, no puedo describirla, por qué no estoy segura de qué es, ni cómo es precisamente. Inexplicable angustia, hondo dolor del alma, recuerdo que no muere, deseo que no acaba.
¡La culpa existe para recordarnos que no escaparemos de lo que salió mal. Será ese ángel malo que llevamos, no en el hombro, sino en la espalda, en los párpados, en las canas.!
Lo bueno de la culpa, es que salva; a los demás, claro, pero salva. En la medida en que llenemos nuestra mochila, seguramente descargamos a alguien más de ello.
La culpa no te deja soñar, estar, reír sin complicaciones. Está siempre ahí para dirigir nuestras nuevas acciones, nuestros nuevos proyectos que se emprenden para eliminar a la culpa, y terminan siendo un tremendo monumento a su majestad.
No sé si decidí ser siempre la culpable, o fue un regalito de alguien más. No sé si es voluntario o es el torcimiento de las responsabilidades huérfanas, que flotan en el aire, esperando a que llegue yo y las recoja, como la ropa del tendedero.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)