No quería ir a casa; se sentía como si le acabaran de dar un puñetazo en el estómago. Sin aliento. Destrozada, su corazón sangrando. Su garganta muda, no necesitaba palabras, cualquiera que la mirase a los ojos se daría cuenta de que algo no marchaba bien. Pudo oír con total claridad el chasquido que se produjo en su pecho cuando despertó de aquel sueño tan bonito.
De pronto comprendió que nada dura para siempre, y que pocas personas merecen la pena. Que en la vida, y más en el amor, nada es lo que parece. Ni todo el chocolate del mundo la hubiera hecho sonreír.
La infidelidad conlleva la perdida de la confianza y esa difícilmente se recupera, lo mejor que se debe hacer, es lo que cada uno de nosotros decidimos en situaciones así, lo mejor para ti niña
ResponderEliminarBesos
Las decepciones son siempre posibles, como dices, nada es para siempre, un amor debe pasar muchas pruebas para perdurar.
ResponderEliminarBesitos dulces para tu noche.