Te hierve la sangre. Llevas demasiado tiempo intentando aparentar que estás bien con el mundo, que no odias tanto como pueda parecer, que hay cosas buenas, que tienes fuerza suficiente para enfrentar cualquier cosa.
Pero ahora te hierve la sangre porque llevas demasiado tiempo intentando controlar ese impulso, esas ganas atroces de destruir todo lo que tienes alrededor, porque las cosas rotas siempre han sido tu favoritas, y el orden establecido por la sociedad te parece tan insulso y estúpido como todas las putas personas.
Y ahí esta de nuevo lo que has intentado controlar con todas tus fuerzas, ese lado antisocial, esas voces que te susurran siempre al oído que el mundo esta podrido y toda la gente no son más que animales intentando ser otra cosa. Pero la naturaleza es más fuerte y por más que luchen, como tú, al final siempre aflora su esencia real.
Lo has intentado, de verdad, pero a veces no sirve solo con intentar, se tiene que hacer, y no has podido hacerlo. Por eso te hierve la sangre, porque tienes que estar 24 horas al día luchando contra quien eres, contra lo que eres, callando las voces, callando los pensamientos, dejando la mente en blanco para ser mejor persona o simplemente para poder ser.
Y a veces, hay días, que por más que quieras, no puedes. Te sale ese instinto animal, esas ganas de saltar por la ventana, no con la finalidad de matarte, sino para poder volar, lejos de todo, y llegar a un mundo donde las sonrisas merezcan la pena de verdad y los juicios y sentencias sean irrelevantes.
Y te hierve la sangre.
Empiezas tus respiraciones. Eso es, respira hondo mientras cuentas hasta 10. 1, 2, 3... Hazlo las veces necesarias para calmarte, porque tú eres así, no vas a tirar la toalla, no vas a convertirte en un monstruo para luchar contra ellos. 4,5,6. No eres un monstruo. 7,8,9. Puedes ponerte, puedes dejar la rabia a un lado y volver al rin. 10. Puedes vencerte.
Y como puedes, lo vas a hacer. ¿Lo entiendes? Lo vas a hacer. Fuera los gritos, el malestar, el sentirte un cáncer de páncreas. La vida es demasiado corta, la gente demasiado estúpida. Nadie tiene que pagar por eso. Así que sigue contando y respirando profundamente. Porque hay cosas más importantes, hay gente muriéndose de hambre mientras tú tienes una disputa más. Hay gente secuestrada por el mundo mientras a ti te echan algo más en cara.
Hay gente que quiere vivir con toda su alma mientras las condenan a la muerte. Y como el mundo esta lleno de miserias, tú, no puedes darte por vencida. Porque no vas a ser como ellos, centrándose solo en ti , porque hay más cosas ahí fuera. Vas a salir de esa habitación, con la sangre fría y la mente en blanco.
Vas a esconder esa parte de ti. Eres buena persona. Quédate con eso. Y lo que digan los demás, como de costumbre, no te va a importar nada, ¿entiendes? No te puede importar. Sigue respirando. Coge todas las etiquetas que te cuelgan, todos los prejuicios, todas las acusaciones, y metelas en una bañera con gasolina. Prende fuego. Y adiós. Ahora abre los ojos. Has quemado todo lo negativo. Ya puedes volver a ser esa parte de ti que puede con todo. Sonríe.