Amar esa formula maldita que nos tatúan el alma. Donde el amor con dolor es el verdadero amor. Ese que desespera, que exaspera, que nos desequilibra y que nos vuelve mierda. En la vida, tenemos dos tipos de relaciones. Las que nos estimulan a dar lo mejor de nosotros... y las que nos destrozan. Las que nos dan paz... y las que nos la quitan. No sé por qué carajo la mayoría de las veces elegimos mal. ¿Por qué escogemos ese tipo de amor que nos hace pedazos? Sin embargo, la sociedad y sus estereotipos nos empujan a ese caos. Nos enseña que el dolor es divertido. Y no, no es cierto. El dolor es perverso. Fascina, pero lastima. Tenemos que reaprender a amar. Es tarea obligatoria.
-Tomado de la serie "Oscuro Deseo."
Les dejo un avance de la serie de Netflix. Vale la pena verla, porque en esta serie nada es lo que parece.
Si ahora soy fría, es porque cuándo era un amor de persona destruyeron mis sentimientos, porqué confié demasiado y me fallaron, cuándo lo aguante todo se aprovecharon, perdoné cosas imperdonables por miedo a perder a esa persona para al final darme cuenta que no valía. ¿Pero sabes qué es lo bueno de ser fría? que cuándo demuestro algo lo hago de corazón y no por hipocresía.
Adoro cuando cierro la puerta al mundo y me dispongo a sentir; porque soy amante de mis silencios, mis pausas y mis momentos de soledad. La Verdad está dentro de ti.
Cada día esperaba su llegada. Desde que entró en mi vida volví a morderme las uñas. Fue casi sin darme cuenta y no sabría decir cuándo ni por qué fue, pero de nuevo había caído en esa pequeña adicción. Y así, acompañada tan solo por el sonido de mis uñas entre los dientes, esperaba que pasaran los segundos sentada en el viejo banco de la estación del tren. No era una chica de arreglarme, más bien se podría decir que soy un poco desastre.
De manera que no me moví del banco en el que estaba. Sólo mis resentidas uñas podían saber cómo me encontraba en realidad. El sol se ocultó tras la estación del tren. Fue entonces, y sólo entonces cuando asumí la realidad; él no vendría.
Decepcionada y con la cabeza baja dirigí mis pasos hacia la puerta de salida. Cuando llegué a la estación me di cuenta que eran muy pesados mis zapatos pero me dolía más el corazón que la planta de los pies. Casi podía notar cómo el corazón me sangraba, y tan distraída estaba en eso que no me percaté de que alguien me seguía.
En la distancia había quien seguía cada uno de mis pasos, quien controlaba mis movimientos. Poco a poco fue ganando terreno, aproximándose a mí hasta casi poder tocarme. Si alargaba el brazo podría acariciarme, si yo frenase en seco no podría evitar el choque.
Así me siguió durante un par de minutos hasta que no pudo contenerse más. Entonces se aproximó lentamente aprovechando que tuve que parar. Despacio, acercó sus labios a mi cuello. Al notarlo mi piel comenzó a levantarse inmediatamente.
Por un momento no supe si tenía que gritar, correr o dejarme llevar; fuera lo que fuese me tenía completamente paralizado el cuerpo sin poder reaccionar. Y del cuello a la oreja. Ahí dejó descansar sus labios y pronunció unas palabras. Tú también te mereces una sorpresa alguna vez, ¿no? Apenas podía creérmelo era él! A quien había estado esperando en la estación!.
Nunca había esperado tanto algo como aquella vez, ese instante, esa voz y ese dulce tacto que me llegaba hasta el corazón. Después de unos segundo que me parecieron eternos, conseguí girarme y quedarme frente a él. Quién sabe, quizás todo fue mi imaginación o las ganas tan grandes que yo tenia de verle.
Yo sé que tal vez nunca nos volvamos a ver, pero antes quería decir esto: Me cansé de vivir así y te devuelvo todo. Cuando terminamos te devolví todo lo que me habías regalado, pero cometí un error muy grande y ese fue el de no devolverte lo que sentía por ti, sí, te devuelvo todo el amor que un día sentí, te devuelvo el odio o rencor que tuve cuando me lastimaste.
Que triste es despertar y ver la realidad. Ver que es mentira lo que sentías. Saber que es el final.
Que triste es ver esa pared que ayer me resguardaba y no me dejaba ver lo que hacías. Como se cura una herida. Cuando perdonar es tan difícil.
A veces te miro y a veces te dejas. Me prestas tus alas, revisas tus huellas. A veces por todo aunque nunca me falles.
A veces soy tuyo y a veces de nadie. A veces te juro de veras que siento no darte la vida entera, darte sólo esos momentos ¿Por qué es tan difícil?. Vivir sólo es eso. Vivir, sólo es eso.
¿Por qué es tan difícil? Cuando nadie me ve puedo ser o no ser, cuando nadie me ve pongo el mundo al revés. Cuando nadie me ve no me limita la piel. Cuando nadie me ve puedo ser o no ser.
A veces me elevo, doy mil volteretas. A veces me encierro tras puertas abiertas. A veces te cuento por qué este silencio y es que a veces soy tuyo y a veces del viento. Te escribo desde los centros de mi propia existencia donde nacen las ansias, la infinita esencia.
Hay cosas muy tuyas que yo no comprendo y hay cosas tan mías, pero es que yo no las veo, supongo que pienso que yo no las tengo. No entiendo mi vida, se encienden los versos. Que a oscuras te puedo, lo siento no acierto.
No enciendas las luces que tengo desnudos el alma y el cuerpo. A veces me elevo, doy mil volteretas. A veces me encierro tras puertas abiertas. A veces te cuento por qué este silencio.
Y es que a veces soy tuyo y a veces del viento. A veces de un hilo y a veces de un ciento y hay veces, mi vida, te juro que pienso ¿Por qué es tan difícil sentir como siento?
Estos días para no perderme me he propuesto, conservar los sonidos del silencio en mi corazón, para ser capaz de sentir el aleteo de esa mariposa que vuela en lo más íntimo de mi ser, acariciándome con suavidad hasta hacerme sentir cosquillas en el alma y en el estómago.
Soy consciente de que su aleteo, puede estar produciendo un efecto incontrolable al otro lado de mi vida, pero en estos momentos soy incapaz de hacer otra cosa que sentirlo, hasta convertirme en su movimiento, sin importarme nada más que la sensación de sentir, y amar lo que siento, porque nada vale más que un instante de amor.
Llora y llora hasta que el cuerpo te diga basta, luego descubrirás, que nada es lo suficientemente malo, que todo tiene su lado positivo.
Las lágrimas pueden ser un verdadero bálsamo para el alma. Llorar es de hombres y mujeres, y el mejor alivio después de un problema o alegría. No interrumpas lo que tu cuerpo quiere hacer. "Llora? No te avergüences.
Si pudiera despertar tus sentimientos, esos que se quedaron dormidos aquella última vez que hicimos el amor. Si pudiera olvidar por ti tus resentimientos, esos que te alejaron de mí y que por las noches no te dejan dormir.
Si pudiera ser tu respirar cuando te ahogas de melancolía por las noches, apagar tus miedos y mostrarte que no hay nada mejor que arriesgarse por amor, lo haría.
Si pudiera mi vida, ser tu vida por un momento, y hacer lo imposible por cambiar todo lo que te hiere e incómoda, te juro que lo haría. Si pudiera amor mío, amar por ti lo que estas olvidando, quizás esto no esté perdido.
Todo volvió a su cauce... Todos los sentimientos que una vez perdí los recuperé. Cogí un barco y los pesqué donde una vez los tiré. Los cogí y los guardé en un sitio secreto, bajo llave. Donde nadie me los cogiera y volviera a jugar con ellos. Donde yo pudiera mostrarlos si quisiera. Donde la única que tiene la llave soy yo. Es un lugar perfecto, hecho a mi manera. Porque soy yo la dueña de todo eso.
Allí donde mi imaginación hecha a volar para después volver y plasmar mis historias en papel y que la gente lo lea y vea que cada uno puede tener su sitio secreto. Ese lugar donde podemos guardar recuerdos e historias... para soñar y dejarse llevar por la magia de saber plasmar lo que se siente.
¡En mi corazón el pasado, el presente y el futuro no están divididos. Son parte de un Todo, de un mismo continuo.!
Mi vida es un eterno ahora, donde el pasado es sólo el eco de una melodía y el futuro es la composición que cree a través de lo aprendido con cada eco, con cada sonido que me dejó una huella.
En mi corazón la luz es la esencia de cada alma y perdón es el anhelo más profundo.
A veces una vieja estación deja de serlo y es un precioso lugar. A veces una sencilla comida servida sin mantel, es un sofisticado manjar lleno de glamour. A veces un parque es una ola azul donde sumergirnos entre risas. A veces por tanto, nada es lo que parece. Somos nosotros los que dotamos de magia los momentos y les dotamos de vida.
Somos nosotros los que nos entregamos en una sonrisa, en una mirada, en un silencio, en un abrazo, los que nos dejamos sorprender y sorprendemos, los que nos dejamos descubrir y descubrimos, somos nosotros los de siempre y los que acabamos de nacer, los que encerramos toda la sabiduría del mundo y toda su ingenuidad, y yo me siento feliz por tan bella entrega. Sentir, sentir, sentir, sin miedo, porque el miedo se fue al sentirse derrotado tal y como la vida le enseñó, y algunos guerreros valientes somos capaces de ganarle cuando él ya sueña en la victoria.
Con los ojos abiertos, con la sonrisa abierta, con la piel abierta, con el corazón y el alma bailando en una balada donde la música no necesita de violines para sonar sublime en nuestros oídos y donde ni siquiera se necesita seguir el ritmo para sentir que estás bailando con el alma entre los brazos.
A veces solo a veces la realidad puede ser más bella que lo imaginado y entonces rompes el silencio sin necesidad de palabras y sigues sonriendo y bailando sin moverte del sitio y sientes que sientes y sentir te hace feliz. Y echas de menos un abrazo y un beso incluso antes de que se hayan separado de tu piel. Y sabes que la vida puede estar llena de momentos perfectos solo tienes que dejarte fluir, solo eso.
Llovía en su interior. De pie entre dos mundos, la joven sentía perdida la mirada al otro lado de su ser. Contemplaba en su reflejo impasible, como una a una iban resbalando las lágrimas por su rostro, lo recorrían lentamente, algunas reposaban entre sus pestañas antes de lanzarse a la aventura de su recorrido.
Estaba de espaldas al mundo, cubierta solo por un manto de impotencia y un sentimiento de pérdida. El espejo robaba su reflejo, aprovechándose de su vulnerabilidad.
Cada uno de los poros de su piel sentía la tristeza que la acontecía y en ese momento, era mucha. No luchaba contra la humedad ni ejercía resistencia sobre sus emociones, sencillamente las reconocía, las aceptaba, las dejaba pasar, como si a su marcha todo pudiera quedar como antes de su inesperada aparición, pero nada fue igual a partir de ese momento.
Dejo por momentos de llorar, aunque no pudo abandonar la tristeza así que la llevó consigo como si fuera parte de su equipaje de mano sin mediar palabra.
Comenzó a avanzar, no estaba segura de hacía adonde se dirigía, solo tímidamente lo intuía, necesitaba ayuda, pero no estaba segura de poder obtenerla, así que primero un paso y luego el otro, 'Sola', a pesar del murmullo que la acompañaba. 'Sola'.
Dejo de oír su propia voz, reconoció su respiración junto a sus huellas, en el silencio del camino y en su mente solo lograba construir un pensamiento "Esperanza".
Sentada aquí, puedo ver la sombra bien definida de una nube que pasa justo encima de mí. En los árboles cercanos, puedo ver los pájaros que se posan en sus ramas, como mirándome, para luego irse cantando.
Por algunos instantes sentí que la gente que pasaba a mi alrededor me veía y sonreía, sin abrir los labios, para luego seguir su camino. Siento alegría. No sé por qué, pero por encima de cualquier dificultad, siento alegría. Siento, de vez en cuando, que soy el centro de la atención de buenos mensajes.
Siento que soy la destinataria de buenas nuevas, aunque no sepa, por ahora, cuáles son. Al abrir la puerta, siento una brisa que en vez de soplar, me susurra algo. Veo La hamaca en el patio; se mueve como si hubiese sido usada para agradar a alguien. Hace mucho rato nadie se queja, nadie llora, nadie pregunta.
A todos les ha dado por leer, por sonreír, por descansar en la hierba, por dormirse con la ventana abierta, como dejando de lado el miedo a la vulnerabilidad descubierta. 〝Parece que estoy en un paréntesis mágico, en un oasis, sin espejismos, que invita a aprovechar este minuto, esta hora, esta vida.〞
Oscuridad. Suspiros repentinos. Manos que se cruzan, divertidas, ligeras. Desabotonan, buscan, encuentran. Una caricia, un beso. Y otro beso y una camisa que resbala. Un cinturón que se abre. Una cremallera que baja lentamente. Un salto en la oscuridad pintada de oscuridad. Feliz de estar allí.
Oscuridad hecha de deseo, de ganas, de ligera transgresión. La más hermosa, la más suave, las más deseable. Coches que pasan veloces por la carretera. Faros que iluminan como un rayo y desaparecen.
Ráfagas de luz que dibujan bocas abiertas, deseos suspendidos, sufridos, alcanzados, cumplidos, ojos cerrados, luego abiertos. Y más y más. Como entre las nubes. Cabellos alborotados y asientos incómodos. Manos que proporcionan placer.
Bocas en busca de un mordisco y autos que continúan pasando, tan veloces que nadie tiene tiempo de reparar en aquel amor que sigue el ritmo de una música al azar, procedente de la radio. Y dos corazones acelerados que no frenan, que están a punto de chocar dulcemente.
A veces miro desde la cumbre, aquel lugar alto donde el horizonte se pierde, sólo para saberme, tomar consciencia que todavía existo y miro y siento como la ciudad palpita y en ella las personas, el tráfico y el mundo, con toda la inocencia y puro sometimiento y todo el engaño y bajeza con que somos manejados.
Miro y me desprendo de mí misma para perdonar, ¿Qué más podría hacer?, sentir que quisiera ser un haz de luz y no tener pensamiento. He mirado atrás tantas veces y odio ver en lo que me convertí.
Miró por última vez el atardecer. La tenue luz del sol ocultándose bajo el mar, se reflejaba en sus ojos. Sabía que esa sería la última vez, dentro de mucho tiempo, en que vería al sol en el mar. Porque allí a donde se marchaba, no había mar; no frente a sus ojos todo el día. Era una buena idea: realmente nunca le había gustado el mar.
Quiso besar la arena, que se escurriese por sus manos, porque de cierto modo también la extrañaría, aunque no le gustaba para nada. Hubo tardes en que la arena fue un buen soporte a sus dolores y también a sus alegrías. Hubo tardes en que la arena aguanto sus pisadas alocadas, porque corría al agua y volvía, corría y escapaba otra vez. El mar había sido bueno con ella, y eso lo podía valorar.
Cerró los ojos y se imagino en aquel lugar. Aquel lugar que necesitaba, que deseaba con todas sus fuerzas. En alguna parte, alguna vez, había leído que la tele-transportación consistía en cerrar los ojos e imaginar el lugar que añorabas, y desearlo con todo tu corazón. Y eso era lo que ella hacía desde que se había separado desde ese lugar, todos los días, a toda hora.
Inhaló. Dejó que esa brisa se apoderara por última vez de sus pulmones. Ese aroma a mar; a peces, a sal. Ni siquiera ahora, que se estaba marchando, le bajaba la melancolía. Ni siquiera ahora, sentía que extrañaría todo aquello.
Observó todo. El mar, los edificios, la gente, los autos, las gaviotas. Desde entonces todo sería mejor. Se rió con fuerzas. Sonrió luego al cielo azul, se dio media vuelta tratando de que el viento no la despeinara por completo, y corrió lo más rápido que pudo hacia las rocas. Abrochó su cinturón de seguridad y miró por última vez todo lo que abandonaba. ¡Y era cierto, a veces tenías que marcharte de un lugar para saber que perteneces a él.! Ella estaba volviendo a donde pertenecía.
Como una vela que se consume, poco a poco, pero a la vez crea juguetonas formas con su llama. De un color como el del hueso, la cera que se derrite y resbala hasta posarse sobre mis manos. Está caliente; se enfría y se queda quieta para siempre. Nuestras vidas son lo mismo. Ardemos durante una pequeña fracción de tiempo, efímeras notas de luz que se pierden.
Y al momento ya somos esa cera que se escurre. Tenemos tan poco tiempo para vivir, que si parpadeas te lo pierdes. Un segundo de luz no vale nada, al igual que una persona sola; juntos hacemos más que iluminar la oscuridad, damos calor, el calor de las vidas, nuestras vidas.
Unidos valemos mucho; por separado no somos nada, nos extinguimos rápidamente como la luz de las velas. Tan solo juntos tenemos sentido.