Yo perdone y borre mi memoria. Es la única forma de hacerlo por eso hoy puedo amanecer cada día mirando el sol y agradeciendo por un dia mas. Liberate del pasado. Ya es hora. -MaryM
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La única forma en que puedo desahogarme es escribiendo. Escribir lo que sientes ayuda mucho!!...
Estaba caminando por las tristes calles, ya que era un día regular de la semana, y no tenía nada que hacer, divise un parque, me encamine hacia el y me senté en una banca.
Veía como los niños jugaban, eso me recordaba cuando era pequeña y no tenía tantos problemas como ahora, la verdad es que no me interesaba nada, lo único que me interesaba era jugar y comer!
Pero ahora todo me preocupa. La única forma en que puedo desahogarme es escribiendo. Escribir lo que sientes ayuda mucho!
Quizás, dentro de unos 10 a 15 años, nos encontremos por casualidad y nos sentaremos a conversar de todas las heridas que nos hicimos...
Tendré una sonrisa, con los ojos llenos de lágrimas y quizás... solo quizás, sin rencores, ni daños, nuestras miradas se cruzaran y nos reconozcamos, como alguna vez supimos hacerlo.
Dile que lo quise, ve y díselo.
Recuérdale mi rareza que tanto le gustaba, recuérdale la primera vez que vi su voz escrita en papel y recuérdale también la única y última vez que vio mi triste mirada en aquel mensaje humedecido por las lágrimas del adiós no pronunciado. Dile que mis días son los mismos pero aún más apagados desde que se fue, desde que decidió alejarse de alguien tan indefensa como yo y alguien que ahora le cuesta ver la luz. Solo soy alguien que saca fuerzas de dónde ya no las hay.
Mis noches siguen siendo pesadillas desde mi propia marcha, me perdí, me fui tan lejos que ya no sé a dónde fui y dónde estoy. Ya no sé cómo encontrarme, puede que esté a tu lado y sé dónde encontrarte, sé dónde te encuentras y por eso estamos tan perdidos.
Me estoy muriendo, le falta azúcar a esta sangre que fluye por mis venas y me lleva por el camino de la amargura, pero velando por ti siempre estaré hasta el fin de mis días, aunque el resto de los días se me están acabando y ahora probablemente con tanta enfermedad del alma vaya a estar protegiéndote desde arriba.
Cualquier segundo puede ser ese segundo donde realices que tienes tanto por vivir, que una vida no es suficiente.
Mis acciones serán mi karma, no me preocupo demasiado. ¿No es cierto que vivimos para encontrar la felicidad? La constante búsqueda de esa felicidad efímera, que al parecer no existe. Sólo un segundo y la vida cambia. Sólo un evento basta para que todos tus planes se destruyan -o se construyan. Es ése segundo...
Es simplemente cualquier segundo en el cual te miras al espejo; esa persona a la cual te enfrentas se siente más decidida y segura que de costumbre; esa persona sabe exactamente lo que quiere y cómo conseguirlo; esa persona que te observa sabe cuál es su valor y lo que se merece; esa persona que se presenta ante tí sabe exactamente cómo caer y levantarse con o sin ayuda; esa persona que jamás será conformista, sin embargo sabes que dentro de su fortaleza e independencia también hay flexibilidad y comprensión para con los demás.
No tengo miedo a ser yo. No tengo miedo a los cambios. No tengo miedo a tomar riesgos. No tengo miedo a ser feliz. No tengo miedo a vivir. Estoy viviendo al máximo y no tengo palabras para describir cuánto me lo disfruto. Vivo la vida. Mi vida. Cualquier segundo puede ser ese segundo donde realices que tienes tanto por vivir, que una vida no es suficiente.
¡En mi corazón el pasado, el presente y el futuro no están divididos. Son parte de un Todo, de un mismo continuo.!
Mi vida es un eterno ahora, donde el pasado es sólo el eco de una melodía y el futuro es la composición que cree a través de lo aprendido con cada eco, con cada sonido que me dejó una huella.
En mi corazón la luz es la esencia de cada alma y perdón es el anhelo más profundo.
Si quieres que tus sueños se hagan realidad, ¡despierta!
Hay días, como ayer y mañana que presiento que la espera se va, y la claridad, llega como un fuego níveo, profundo y tenso, me visto en él en cada segundo que me permite el momento.
Dime, dime, ¿Qué es la existencia toda de un hombre si no los momentos que hubo de comprensión y consciencia?
Hoy les dejo esta frase del Escritor estadounidense
Ambrose Bierce:
¡Hubo tardes en que la arena fue un buen soporte a mis dolores y también a mis alegrías.!
Miró por última vez el atardecer. La tenue luz del sol ocultándose bajo el mar, se reflejaba en sus ojos. Sabía que esa sería la última vez, dentro de mucho tiempo, en que vería al sol en el mar. Porque allí a donde se marchaba, no había mar; no frente a sus ojos todo el día. Era una buena idea: realmente nunca le había gustado el mar.
Quiso besar la arena, que se escurriese por sus manos, porque de cierto modo también la extrañaría, aunque no le gustaba para nada. Hubo tardes en que la arena fue un buen soporte a sus dolores y también a sus alegrías. Hubo tardes en que la arena aguanto sus pisadas alocadas, porque corría al agua y volvía, corría y escapaba otra vez. El mar había sido bueno con ella, y eso lo podía valorar.
Cerró los ojos y se imagino en aquel lugar. Aquel lugar que necesitaba, que deseaba con todas sus fuerzas. En alguna parte, alguna vez, había leído que la tele-transportación consistía en cerrar los ojos e imaginar el lugar que añorabas, y desearlo con todo tu corazón. Y eso era lo que ella hacía desde que se había separado desde ese lugar, todos los días, a toda hora.
Inhaló. Dejó que esa brisa se apoderara por última vez de sus pulmones. Ese aroma a mar; a peces, a sal. Ni siquiera ahora, que se estaba marchando, le bajaba la melancolía. Ni siquiera ahora, sentía que extrañaría todo aquello.
Observó todo. El mar, los edificios, la gente, los autos, las gaviotas. Desde entonces todo sería mejor. Se rió con fuerzas. Sonrió luego al cielo azul, se dio media vuelta tratando de que el viento no la despeinara por completo, y corrió lo más rápido que pudo hacia las rocas. Abrochó su cinturón de seguridad y miró por última vez todo lo que abandonaba. ¡Y era cierto, a veces tenías que marcharte de un lugar para saber que perteneces a él.! Ella estaba volviendo a donde pertenecía.
Quiso besar la arena, que se escurriese por sus manos, porque de cierto modo también la extrañaría, aunque no le gustaba para nada. Hubo tardes en que la arena fue un buen soporte a sus dolores y también a sus alegrías. Hubo tardes en que la arena aguanto sus pisadas alocadas, porque corría al agua y volvía, corría y escapaba otra vez. El mar había sido bueno con ella, y eso lo podía valorar.
Cerró los ojos y se imagino en aquel lugar. Aquel lugar que necesitaba, que deseaba con todas sus fuerzas. En alguna parte, alguna vez, había leído que la tele-transportación consistía en cerrar los ojos e imaginar el lugar que añorabas, y desearlo con todo tu corazón. Y eso era lo que ella hacía desde que se había separado desde ese lugar, todos los días, a toda hora.
Inhaló. Dejó que esa brisa se apoderara por última vez de sus pulmones. Ese aroma a mar; a peces, a sal. Ni siquiera ahora, que se estaba marchando, le bajaba la melancolía. Ni siquiera ahora, sentía que extrañaría todo aquello.

La vida es tan solo un instante construido por instantes.
El tiempo transcurre inexorable y cada vez a mayor velocidad y no quiero malgastarlo desalentando por ello, ya que el tiempo seguirá transcurriendo inexorablemente y cada vez a mayor velocidad. Elijo, pues, abrir mis ojos y exprimir cada instante que la vida me regala.
No quiero malgastar el tesoro de la vida, acumulando tiempo muerto en la biografía de mi alma cuando todavía sigo viva. ¡Claro que sé que el tiempo se agota! Y así empezó siendo desde el mismo día en que nací, así era cuando construía mis castillos en la playa, así cuando me enamoré tantas veces, así cuando trazaba tantos planes de futuro desde aquella atropellada juventud que brotaba por cada poro de mi piel. Pero entonces no me planteaba que el tiempo pasa rápido, sino que vivía como si todo fuera para siempre.
Y, sin embargo, el tiempo podría haberse esfumado detrás de cualquier risa, de cualquier pupitre, de cualquier castillo de arena junto al mar. Pero no era consciente de ello, tan solo, era consciente de cada momento que vivía. Me gusta mirar hacia atrás de vez en cuando, porque mi experiencia vital es mi mayor erario para seguir caminando y, de tanto en tanto, está bien refrescar la memoria y recolocar las cosas. Pero no quiero anclarme en el pasado que tanto me dio y tanto me enseñó, sino apoyarme en él para tomar impulso desde donde estoy.
Vivir el presente, sin tiempo, sin esperar mucho más del futuro que lo que nos aguarda en el instante siguiente. Evidentemente, no puedo evitar ir siempre un paso más allá; no puedo evitar hacer planes para futuros un tanto más lejanos, pero intento que esos proyectos jamás se conviertan en una venda alrededor de mis ojos que me impida ser consciente del momento presente.
No sé por cuantos instantes permaneceré aquí, pero pienso vivir cada uno de ellos. Y no quiero vivirlos como si fueran el último, eso jamás. Quiero vivir cada uno como si fuera el que es, el de ahora, el de este momento. Si pienso que cualquier tiempo pasado fue mejor, o paso mis días haciendo planes para un futuro que ni siquiera sé si llegará, me pierdo la magia de este tiempo en el que cada día amanezco a la vida nuevamente. Lo mejor está por llegar... tal vez. Aunque creo que lo mejor es, sencillamente, ser consciente de mi Ahora.
No quiero desperdiciar mi tiempo pensando en que se me acaba. La vida es tan solo un instante construido por instantes cotidianos. Y en ese momento fugaz, hasta caben los sueños. Por eso, labro cada uno de esos momentos con un sueño en la mirada, sabiendo que, de hacerse realidad, será también instante a instante, con cada parpadeo, y desde el presente. Eso aprendí. Y no quiero ser tan estúpida como para olvidarlo.
¡Me falta tanto por aprender que quiero jugármela habiendo pensado bien lo que quiero.!
Fue ahora que me detuve a pensar eso y me di cuenta que hay algo en mi corazón que me da tranquilidad. No se que pasará después y qué pasará conmigo y con lo que siento... pero de algo estoy segura: Que en esta vida hay tiempo para todo, tarde o temprano hay tiempo para todo.
Tiempo para pensar, tiempo para dejarse llevar por la pasión y solo escuchar al corazón, tiempo para enojarse con la vida por hacernos la vida misma complicada, tiempo para llorar por las cosas que queremos, tiempo para luchar por aquello que esperamos desde hace mucho tiempo y tiempo para ser feliz... el tiempo sobra.
Me va a sobrar el tiempo para poder pensar bien, me falta tanto por aprender que quiero jugármela habiendo pensado bien lo que quiero. No me quiero dejar dominar por la maldita desesperación y la estúpida ansiedad que solo me priva de vivir los momentos lindos y malos como se merecen. ¡Ya es tarde para pensar en lo difícil, recuerdo todos los días mi dolor y por esa razón quiero aprender a ser feliz.!
No hay nunca un instante mejor que el ahora, ni un tiempo más cierto que el presente.
Las palabras se ahogan en la desesperación; porque el dolor busca ser compartido pero no quiere ser aliviado. Y la convulsión transforma el ahora en el ayer, y el mañana en agonía. No sabemos esquivarlo, no podemos ignorarlo y no queremos aceptarlo. Por eso, si un día a las tres de la madrugada tienes ganas de dar los buenos días, no esperes a que amanezca.
Si una noche el teléfono te despierta, no dejes de contestarlo. No renuncies a un paseo porque esté lloviendo, a encender un fuego porque sea verano o a un momento porque haga frío. Porque no hay nunca un instante mejor que el ahora, ni un tiempo más cierto que el presente. Y ahora, estamos, aquí. Y hoy, mi cielo se cubre de lágrimas.
(Esta presentación de PowerPoint me la regalo Ester espero les guste.)
La vida es frágil. (Gracias Ester por el regalito)
La vida es frágil. (Gracias Ester por el regalito)
Ahora lo único que importa es mi presente, y así podré ir creando un futuro perfecto, con ventajas y desventajas, pero será mí futuro, y de nadie más.
Veo como mis párpados se cierran. Veo como mis pestañas se mezclan con los suspiros que lanzan mis poros. Puedo sentir que a veces necesito callar, necesito calmar mi ritmo y meditar un poco más antes de hacer las cosas. Pero, no lo sé. Ahora no estoy segura de nada.
Sólo siento que quiero estar a tu lado, siento que quiero oír una segunda oportunidad que provenga desde tus labios, desde tus manos, desde tu corazón. Y es que no puedo seguir viviendo culpando a los demás de lo que me sucede, pues yo soy la única que maneja mi mente.
Nada ni nadie mas está dentro de mi cabeza, por lo tanto, yo soy la única responsable también de los buenos y malos momentos que suelen rodearme. Me cansé de una vez por todas de todo el daño que me han causado, y estoy dispuesta a salir adelante sin pensar mas en el pasado, sin pensar en lo que pudo haber sido, sin pensar en lo que pude haber echo.
Si un día a las tres de la madrugada tienes ganas de dar los buenos días, no esperes a que amanezca.
La vida es frágil. Irrumpe, nos bandea de un lado a otro, nos acerca y nos separa. Nos atrapa, nos aísla. Nos sorprende, nos conquista, nos convence. Y, algunas veces, y sin previo aviso, nos golpea con violencia y de forma inesperada desaparece.
A nuestro lado, surge entonces, el silencio, el vacío. Las palabras se ahogan en la desesperación; porque el dolor busca ser compartido pero no quiere ser aliviado. Y la convulsión transforma el ahora en el ayer, y el mañana en agonía. No sabemos esquivarlo, no podemos ignorarlo y no queremos aceptarlo.
A nuestro lado, surge entonces, el silencio, el vacío. Las palabras se ahogan en la desesperación; porque el dolor busca ser compartido pero no quiere ser aliviado. Y la convulsión transforma el ahora en el ayer, y el mañana en agonía. No sabemos esquivarlo, no podemos ignorarlo y no queremos aceptarlo.
Por eso, si un día a las tres de la madrugada tienes ganas de dar los buenos días, no esperes a que amanezca. Si una noche el teléfono te despierta, no dejes de contestarlo. No renuncies a un paseo porque esté lloviendo, a encender un fuego porque sea verano o a un momento porque haga frío.
¡No recordarás semanas completas, ni días, ni tan siquiera horas. Recordarás momentos -más largos o más cortos- pero tan sólo momentos.!
La excusa era el recuerdo. Echa la vista atrás, repasa tu vida, no te costará, todos lo hacemos a menudo. ¡No recordarás semanas completas, ni días, ni tan siquiera horas.
Me despediré de todos mis recuerdos. Y comenzaré a andar. Por otros caminos, donde no pueda encontrarme contigo.
Y comenzaré a andar. Por otros caminos, donde no pueda encontrarme contigo. Escapar es en lo único que pienso ahora. Huir como un hábil ratón. Porque cuando la batalla está perdida, solo los que huyen pueden combatir en otra...
Has llegado a mi vida y la has puesto patas arriba.
Deje de lado a mis amistades, con las que lleve toda la vida, para estar contigo. Llegue tarde a casa, soporte broncas monumentales, discutiendo con mis padres y desatendido mis obligaciones por ti. Que llegaste a mi vida y la has pusisteis patas arriba, me has dejado huella, ya no soy la misma. Si en una noche fuiste capaz de quedarte con mi corazón, imagina lo que nos hubiese quedado por delante.
No tienes idea de lo que te quise, de lo que hubiese sido capaz de hacer por estar contigo. Fuiste muchísimo... más que eso, mucho más. No encuentro una palabra que exprese lo mucho que significaste para mí, así que, mejor, déjame que te lo explique con un beso.
¿Y si nos dejamos de tonterías, y nos decimos ya de una vez que nos queremos? Las horas pasaron muy despacio, y mis lágrimas contaron mis recuerdos.
La vida es ahora… No sabemos que será de nosotros mañana, ni siquiera en el próximo instante.
Es ese instante, ese segundo que desfila detrás del que acaba de irse…
Después,
tiene que dejar de ser la excusa que posterga
lo que el alma y el corazón nos piden a gritos.
Vivir,
lo que el alma y el corazón nos piden a gritos.
Vivir,
debe convertirse en una eterna búsqueda de aquello
que nos colme los bolsillos de energía,
sin esperar devorarnos el tiempo que nos queda y anhelar el que desperdiciamos,
eso ya es pasado.
El tiempo
es hoy y es la llave que abre esa puerta interior que nos dice:
La vida es ahora…
No sabemos que será de nosotros mañana,
ni siquiera en el próximo instante,
por eso hay que apreciar los pequeños grandes momentos,
atesorarlos muy dentro de nosotros y quizás, solo quizás…
Con suerte y viento a favor…
No sabemos que será de nosotros mañana,
ni siquiera en el próximo instante,
por eso hay que apreciar los pequeños grandes momentos,
atesorarlos muy dentro de nosotros y quizás, solo quizás…
Con suerte y viento a favor…
¡Preocuparse por el futuro es absurdo, porque el futuro está sucediendo ahora mismo!←
Todos hemos actuado mal en el pasado, nos hemos equivocado y hemos hecho daño a seres queridos. Pero está bien, eso formaba parte del aprendizaje y en aquel momento lo hicimos lo mejor que pudimos, siempre tendremos nuevas oportunidades para hacerlo mejor. No deberíamos ser tan duros con nosotros mismos. ¡Preocuparse por el futuro es absurdo, porque el futuro está sucediendo ahora mismo!←, cada instante puede ser el último y por tanto, debemos apartar el miedo de nuestras vidas y seguir luchando, confiando y jugando con nuevas cartas, aprendiendo a fluir con el ritmo de la vida. See with your heart ❤ ←
Ahora una vez en pie toca descubrir nuevos caminos.
Y lo peor es que uno se auto-convence, y se cree que alguien que tuvo la suerte de superar un dolor y sobre ponerse, podrá sentirse más fuerte. Sin embargo, un buen día, quizá el menos pensado, todo lo construido, que creías tan sólido comienza a tambalearse, porque te encuentras de nuevo cara a cara con el dolor, con ese sentimiento tan helado y tan dormido del que ya casi ni te acordabas, y que, muy a pesar de todo, sigue ahí, y comienza a despertarse con todas las fuerzas acumuladas por el tiempo en que estuvo inactivo.
Y quieres salir, y quieres gritar que está vivo. Y te acuerdas del tiempo que te costó volver a ponerte en pie. Y también de las noches sin dormir, de los desvelos, la angustia... de los días vacíos. Y aceptas que no quieres volver a vivir todo eso y que ahora una vez en pie toca descubrir nuevos caminos.
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