La Soledad, la mujer de hierro, la niña en un cuerpo de mujer, la que nunca vivió aún estando viva, la que murió y renació de sus cenizas, la que ríe a carcajadas mientras por su rostro corre llanto de amargura, la que canta a todo pulmón mientras su corazón sangra, la que día a día se levanta a seguir luchando, porque no tiene opción, la que vive porque respira, la que se conmueve del dolor ajeno y se olvida del suyo propio, la que daría la vida y el alma por sus hijos pero no movería un dedo para su propio beneficio, la que guarda tus secretos y te escucha, la que confía en el ser humano a pesar de haber sido dañada por las personas que debieron protegerla, la que ama demasiado y no sabe odiar, la que sólo dejará de escribir cuando muera.
La Soledad Esa soy yo, sólo aquí me veras tal cual soy, cuando deje el teclado seré simplemente una una mujer, cuando regrese al teclado seré, La Soledad.