Cuesta mirarte y ver que no tienes una piel de mujer joven. Para mí, los 30 años, los 40, no fueron tema. Pero cumplir 50, medio siglo… Me costó asumirlo.
Las arrugas se han marcado y ni las cremas ni las bases las tapan. ¡Veo que el tiempo se va acortando y quiero aprovecharlo.! Ya no hago cosas que me dan problemas.
Salgo a caminar, leo y me levanto temprano, porque la mañana tiene una energía especial. “¡Nada más atractivo y excitante que una mujer de 50 años sonriente y serena en la vida!”