Lo que el vértigo es para el cuerpo, es la embarazosa timidez para el alma.

A veces tengo miedo de que mis palabras no sean suficientes, no sean claras, no sean concretas, no sean precisas, sean demasiado tímidas, incluso cobardes y por eso no se atrevan a salir. No importa si esas palabras las susurro, las arrastro, las silencio, las grito, las digo o las escribo. Por eso supongo que mientras escribía, creo que mi subconsciente ha dado con la solución, "Transmitirlas." Solo eso, así, sin miedo a equivocarme. Lo que el vértigo es para el cuerpo, es la embarazosa timidez para el alma.