Si estás mal, llora, grita, desahógate, y vuelve a llorar si hace falta, que no te de miedo al hacerlo. No digas que no, antes de saber a lo que enfrentas, porque puedes perder oportunidades que valen la pena.
¡Al final en la vida muchas cosas valen la pena, incluso las personas crueles!, si no, ¿De quién aprenderíamos a ser fuertes?, lo más insignificante puede tener su valor, la vida, en sí, ya es un don.
Así que piensa que esta vida está hecha para vivirla, y si puedes, disfrútala. Corre, salta alto, ríe mientras lo haces, cáete y vuelve a saltar para esquivar esos jodidos obstáculos, o si quieres no los esquives, pero sé feliz con tu vida.