He aprendido a estar sola sin sentirme perdida en el mundo.
Vivo la soledad como una experiencia positiva, tratando de comprender con curiosidad y paciencia mi propio mundo interior, que está lleno de sensaciones, miedos y esperanzas que estoy empezando a descubrir.
He aprendido a gozar de los demás tanto, como de mi misma, y a estar sola sin sentirme perdida en el mundo.
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