Yo, con lo que me queda de corazón, ese pequeño trozo metálico y deforme que una vez latió con fuerza y pensó que el amor existía, pido perdón a quienes alguna vez lastimé.
Piénsalo bien, por muy bueno que pretendas ser, alguien ha llorado por ti, alguien ha sentido que su vida es una reverenda mierda por algo que tú hiciste.
Solo tal vez el pedir perdón en silencio por nuestra soberbia sea el primer paso para algún día poder vernos al espejo y sostener nuestra propia mirada.
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