Cuando todo se acaba, puede que pienses que tu vida, sí, esa millonésima parte de una millonésima parte de la Eternidad, no ha servido de nada; o, al contrario, al llegar el fin de tus días pienses:
"Qué vida más plena. Ha merecido la pena". ¿Qué somos? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué estamos aquí? Por casualidad. Una coincidencia de entre otras muchas millones de situaciones.
Piensas: "Ésta es mi vida, ha estado bien. Pero no como yo quería". ¿Y qué hay luego? Algunos dicen que un paraíso o una condena. Otros el final de un penoso camino. Una reencarnación, tal vez. ¿O sólo oscuridad en un sueño eterno? Yo ya no sé qué creer. Nadie sabe qué es lo correcto, ni lo que realmente existe.
Sólo sé que vida sólo hay una. Así que, la aprovecharé. Reiré siempre que pueda, seré amable en todas las ocasiones posibles. No fingiré cuando esté mal. No me vendare los ojos para pensar que todo sigue igual. Llorare cuando tenga que llorar, y sonreiré cuando tenga que sonreír. Mi vida no se mide por el número de veces que e respirado, sino por los momentos que me dejaron sin respiración.←