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Un brindis por esas personas que llegan a tu vida por instantes para demostrarte que no estas muerta, solo dormida.

 

Frases de soledad


Un brindis por esas personas
 que llegan a tu vida por instantes,
 para demostrarte que no estas muerta, 
solo dormida.

Eran muy pesados mis zapatos pero me dolía más el corazón que la planta de los pies.

Distancia, Sentimientos del alma, Decepciones de la vida, Momentos de la vida, Instantes,
Cada día esperaba su llegada. Desde que entró en mi vida volví a morderme las uñas. Fue casi sin darme cuenta y no sabría decir cuándo ni por qué fue, pero de nuevo había caído en esa pequeña adicción. Y así, acompañada tan solo por el sonido de mis uñas entre los dientes, esperaba que pasaran los segundos sentada en el viejo banco de la estación del tren. No era una chica de arreglarme, más bien se podría decir que soy un poco desastre.

De manera que no me moví del banco en el que estaba. Sólo mis resentidas uñas podían saber cómo me encontraba en realidad. El sol se ocultó tras la estación del tren. Fue entonces, y sólo entonces cuando asumí la realidad; él no vendría.

Decepcionada y con la cabeza baja dirigí mis pasos hacia la puerta de salida. Cuando llegué a la estación me di cuenta que eran muy pesados mis zapatos pero me dolía más el corazón que la planta de los pies. Casi podía notar cómo el corazón me sangraba, y tan distraída estaba en eso que no me percaté de que alguien me seguía.

En la distancia había quien seguía cada uno de mis pasos, quien controlaba mis movimientos. Poco a poco fue ganando terreno, aproximándose a mí hasta casi poder tocarme. Si alargaba el brazo podría acariciarme, si yo frenase en seco no podría evitar el choque.

 Así me siguió durante un par de minutos hasta que no pudo contenerse más. Entonces se aproximó lentamente aprovechando que tuve que parar. Despacio, acercó sus labios a mi cuello. Al notarlo mi piel comenzó a levantarse inmediatamente.

Por un momento no supe si tenía que gritar, correr o dejarme llevar; fuera lo que fuese me tenía completamente paralizado el cuerpo sin poder reaccionar. Y del cuello a la oreja. Ahí dejó descansar sus labios y pronunció unas palabras. Tú también te mereces una sorpresa alguna vez, ¿no? Apenas podía creérmelo… era él! A quien había estado esperando en la estación!.

Nunca había esperado tanto algo como aquella vez, ese instante, esa voz y ese dulce tacto que me llegaba hasta el corazón. Después de unos segundo que me parecieron eternos, conseguí girarme y quedarme frente a él. Quién sabe, quizás todo fue mi imaginación o las ganas tan grandes que yo tenia de verle.

No hay oscuridad que dure cien años, no hay tristeza que me aturda para siempre.

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No me he ido... Sigo aquí, soñando; tratando de liberar todo eso que llaman energía. Las palabras se han hecho para transformar sueños y realidades, eso es lo que a veces busco hacer. 

A veces a escondidas, sueño con ése único instante que me hará feliz. Ya no lamento hechos que borraron mi sonrisa, busco en ellos el mejor escudo para seguir de pie. No hay oscuridad que dure cien años, no hay tristeza que me aturda para siempre. 

Hay encuentros y hay despedidas, hay caminos y hay desvíos que tarde o temprano aparecen para enseñarte que no eres inmortal, sino un cuerpo lleno de fortaleza capaz de caer pero nunca rendirse.

Nada vale más que un instante de amor.

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Estos días para no perderme me he propuesto, conservar los sonidos del silencio en mi corazón, para ser capaz de sentir el aleteo de esa mariposa que vuela en lo más íntimo de mi ser, acariciándome con suavidad hasta hacerme sentir cosquillas en el alma y en el estómago.

Soy consciente de que su aleteo, puede estar produciendo un efecto incontrolable al otro lado de mi vida, pero en estos momentos soy incapaz de hacer otra cosa que sentirlo, hasta convertirme en su movimiento, sin importarme nada más que la sensación de sentir, y amar lo que siento, porque nada vale más que un instante de amor.



Ando buscando un amor que me quiera como soy.

Yo quiero un amor de esos que la vida misma se encarga de sorprenderte con su encuentro, de esos que cuando menos te lo esperas e imaginas aparecen tal como magia y te endulzan el alma, esos que te cambian radicalmente la rutina, que te hacen pensar que estás viviendo la escena de una película mas romántica del mundo.  Un amor con el que pueda dormir profundamente y despertar ansiosa por ver su rostro, que me haga sentir segura sólo estando a su lado, que sus brazos me parezcan escudos invencibles donde nada malo pueda pasarme, que cualquier día de la semana a cualquier hora nos parezca perfecto para salir a pasear y que camine victorioso tomándome de la mano, mostrándole al mundo que es el hombre más feliz del mundo porque tiene mi corazón, mis mañanas, mis tardes y mis noches.  Que ese amor recorra el perímetro de mi rostro, que lo admire y se haga mil preguntas sobre él en su mente, que me despierte por las mañanas con el aroma a café que me preparó como me gusta, que sepa cuáles son las cosas que disfruto hacer, cuales las que no tanto y las recuerde como si fueran de él.  Un amor, con el que pueda hablar horas, de cualquier cosa, de cine, de platillos, de política, del amor, de literatura, de historia, del porque nos amamos, de la vida, de la naturaleza, de la libertad, de la lucha,que compartamos nuestros puntos de vista, de nuestras formas tan distintas o no de ver la vida y nuestra existencia.  Ando buscando ese amor que me ame cuando uso un lindo vestido de noche pero también cuando ando de pijamas con mi pelo despeinado.. Que un beso mío lo haga sentir en calma o completamente enloquecido, que ame respirar mi aroma, que ame la forma rara en la que estornudo y la gran distracción de la que padezco. Que no se canse de decirme que me quiere, que soy hermosa, que soy su mujer. Ese amor que anda por ahí, en alguna parte de este mundo, tal vez, también buscándome a mí. - Alma, Ilusiones, Instantes, locura de amor, Magia, Mi manera de ser, Noches, Oportunidades de la vida, Sentimientos,


Yo quiero un amor de esos que la vida misma se encarga de sorprenderte con su encuentro, de esos que cuando menos te lo esperas e imaginas aparecen tal como magia y te endulzan el alma, esos que te cambian radicalmente la rutina, que te hacen pensar que estás viviendo la escena de una película mas romántica del mundo.

Un amor con el que pueda dormir profundamente y despertar ansiosa por ver su rostro, que me haga sentir segura sólo estando a su lado, que sus brazos me parezcan escudos invencibles donde nada malo pueda pasarme, que cualquier día de la semana a cualquier hora nos parezca perfecto para salir a pasear y que camine victorioso tomándome de la mano, mostrándole al mundo que es el hombre más feliz del mundo porque tiene mi corazón, mis mañanas, mis tardes y mis noches.

Que ese amor recorra el perímetro de mi rostro, que lo admire y se haga mil preguntas sobre él en su mente, que me despierte por las mañanas con el aroma a café que me preparó como me gusta, que sepa cuáles son las cosas que disfruto hacer, cuales las que no tanto y las recuerde como si fueran de él.

Un amor, con el que pueda hablar horas, de cualquier cosa, de cine, de platillos, de política, del amor, de literatura, de historia, del porque nos amamos, de la vida, de la naturaleza, de la libertad, de la lucha,que compartamos nuestros puntos de vista, de nuestras formas tan distintas o no de ver la vida y nuestra existencia.

Ando buscando ese amor que me ame cuando uso un lindo vestido de noche pero también cuando ando de pijamas con mi pelo despeinado.. Que un beso mío lo haga sentir en calma o completamente enloquecido, que ame respirar mi aroma, que ame la forma rara en la que estornudo y la gran distracción de la que padezco. Que no se canse de decirme que me quiere, que soy hermosa, que soy su mujer. Ese amor que anda por ahí, en alguna parte de este mundo, tal vez, también buscándome a mí.