Lo que no decimos se transforman en insatisfacción, en tristeza, en frustración. Lo que no decimos te encierra en el pasado. Lo que no decimos se transforma en herida abierta. Lo que no decimos no muere, nos mata.
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Lo que no dices te encierra en el pasado. Lo que no decimos se transforma en herida abierta. Lo que no decimos no muere, nos mata.
¿Te arriesgarías a parecer un tonto por amor?
Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuar-lo ni de remediarlo. Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los pies y las manos, sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana. No me interesa saber si lo que me cuentas es cierto.
Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición o de traicionar tu propia alma. Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia. Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del algo gritarle a la plateada forma de luna llena: "Sí !" No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes.
Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos. No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego y revivirás. No me interesa saber, ni dónde ni cómo, ni con quién estudiaste.
Yo también me quedé sin lágrimas un día.
Buceando en las profundidades de mis sombras, un día descubrí que siempre lloramos por nosotros mismos. No por el novio, amante o marido que partió, por nosotros, por nuestras frustraciones, por no verse cumplido lo que anhelamos, porque nuestro ego no es escuchado ni atendido.
El ser cuando esta conectado a la vida, cuando confía, cuando se sabe parte y todo, vive con más alegría. Es verdad no es fácil llegar a esas instancias pero tampoco imposible. Se puede, si somos capaces de dejar de apoyarnos en el drama y el dolor. Creo que sí sufrimos por amor, o mejor dicho falta de amor. El amor por nosotros mismos.
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