Hija mía,
Te escribo estas líneas porque nunca había sentido esta clase de amor. Eres mi mitad y mi corazón te pertenece para siempre. Así es el amor de madre, pues más allá de todas las circunstancias nunca estaré sola, pues tendré tu compañía.
Te enseñé muchas cosas de la vida, pero tú también me enseñaste a ser mama. Hoy recuerdo cuando por fin estabas en mis brazos, mi corazón se desbordó de amor. Prometí cuidarte y defenderte con mi vida si era necesario.
Reía con tus cosas graciosas. Cuando mi mundo se caía te abrazaba con mucha fuerza para sentirte cerca de mí. Te enseñe como mirar con los ojos del corazón para que pudieras distinguir entre el bien y el mal.
Quiero que seas mi orgullo, pronto te irás y tendrás tu propia vida, mientras tanto, déjame abrazarte y amarte como a nada en el mundo…
Hija mía, sólo te pido que cuando no me tengas, seas leal a tus principios, nunca te alejes del conocimiento que te he dado, respeta a todos aunque no estés de acuerdo, tú sabrás lo que es bueno y malo para tu vida, sé buena, haz que me sienta orgullosa de ser tu madre, por mi parte yo lo estoy desde antes que nacieras.
Te amo.