Te camuflarás tras los auriculares y te aferrarás a un “mejor malo conocido que bueno por conocer”, porque crees que todos acabarán siendo igual, que continuarán expandiendo tu vacío en el mejor de los casos, o difuminando el brillo de tu mirada en el peor de ellos. Y las hojas de los árboles caerán inertes, para empezar de nuevo, mientras tú seguirás alimentando tu mundo de miedos, tu abismo de melancolías.
Y llegará Enero, y tal vez descubras que no todo está cortado siguiendo el mismo patrón, que las segundas oportunidades también existen o tal vez sean las quintas…
He perdido la cuenta. Y si me permites un consejo, no continúes con esta lucha interna… Que el viento de otoño limpie tus lágrimas, que el frío invierno te arrope en tu nuevo hogar. No tienes que seguir fingiendo todo. No hay motivos para seguir levantando murallas. Busca la belleza en la fragilidad y no sigas corriendo persiguiendo sombras.
Deja que llegue Enero y déjate llevar con él. Deja que entre la luz en tu vida.