!Despréndete de todo lo negativo y comienza con energía el mejor día de tu vida. Hoy.!

¿Cuánto tiempo has estado caminando? ¿Cuántas huellas dejaste en el camino? ¿Cuántos amores cayeron desvelados bajo el amanecer de tus ojos? ¿Cuántas veces dijiste "te quiero"? ¿Cuántas otras llegaste a decir te amo? 

¿Cuántos momentos guardas bajo los nudos de tus cabellos? ¿Cuál es el beso que puedes indicar con el dedo índice? ¿Cuál es el mejor latido de tu corazón? ¿Cuáles son las palabras que más te costaron pronunciar? 

¿Cuántos siglos has esperado por ese momento? ¿Cómo fue la primera vez que te miraste en el espejo? ¿Cómo fue la primera vez que lograste reconocerte? ¿Cuántas lágrimas han de derramarse al suelo? 

¿Cuántos de tus sueños se mantienen flotando a la deriva?... ¿Cuántas emociones tienes empuñadas en tus manos, sin poder dejar salir? Despréndete de todo lo negativo y comienza con energía el mejor día de tu vida. "Hoy".

Hoy es uno de esos días que saben a viernes.

En el fondo, a todos nos gusta pensar que somos fuertes. Que vamos a poder con todo lo que nos venga encima, que pudimos con lo de ayer y que podremos también con lo de mañana. Pero más en el fondo, sabemos que eso no es verdad. Porque ser fuerte no consiste en ponerse una armadura antirrobo ni en esconderse detrás de un disfraz; ser fuerte consiste en asimilarlo.

En asimilar el dolor y en digerirlo, y eso no se consigue de un día para otro, se consigue con el tiempo. Pero como por naturaleza solemos ser impacientes y no nos gusta esperar, escogemos el camino corto. Escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular. Sobretodo disimular.

Si, a todos nos gusta disimular los golpes, sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte, para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa de verdad, es que estamos rotos por dentro.

Tan rotos que ocupamos nuestro tiempo con cualquier estupidez con tal de no pensar en ello, porque el simple hecho de pensarlo hace que duela. Pero a veces, bueno… a veces

tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte, bajar la guardia y darte una tregua.

Está bien bajar la guardia de vez en cuando. No queremos hacerlo porque eso supone tener un día triste, uno de esos días que te saben a viernes, un día de esos que duelen, de recordar y echar de menos. A los que ya no están, y a los que están, pero lejos.

Sin embargo, hay momentos que es lo mejor que puedes hacer: Darte una tregua. Poner tu música favorita, tumbarte en la cama y si hace falta llorar pues llorar. Llorar todo lo que haga falta. Eso no nos hace menos fuertes; eso es lo que nos hace más humanos.

Debemos vivir la vida con optimismo por que de por si, la vida ya es difícil.

La mejor opción que te presenta el estar solo es la enorme oportunidad de tener un espacio en tu vida, para que a su momento, aparezca la persona que sí te permitirá a acceder a la felicidad que tanto te mereces. No vale la pena estar en una relación en la que no eres feliz solo por miedo a la soledad...

El estar solo es difícil, más aún cuando uno lo que desea es amar, pero si las circunstancias nos llevan a ese estado de la vida, lo mejor es esperar, buscar no es una buena opción, pero cerrarse a las oportunidades tampoco. Debemos vivir la vida con optimismo por que de por si, la vida ya es difícil.

La soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban…

 

La sensación de soledad es un placer para muchas personas. Un placer que es difícil de entender para aquellos que se aburren en cuanto no tienen a una persona al lado.

 Pensamos que estar solos es el fin de la vida y no nos damos cuenta que a veces la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban…

 "La soledad lo es todo cuando no tienes nada."

!Que sobrecogedor es el silencio cuando no se busca…!

Sin palabras, en silencio, escuchando los sonidos de la noche, frío, oscuridad, soledad… recuerdos, recuerdos del ayer que golpean la cabeza y…palabras, palabras que van perdiendo el sentido que un día tuvieron… frío, oscuridad, soledad…

Y más soledad, vacío, oscuridad, miedo, miedo a no afrontar la realidad, mi realidad, miedo a decepcionar, miedo a ser como se es, miedo a uno mismo. Y silencio, de nuevo silencio, que sobrecogedor es el silencio cuando no se busca… cuando lo único que nos reconforta es un abrazo…

¿Cuánto tiempo hace que no recibes un abrazo? uno de esos de verdad, esos que transmiten calor, esos que se dan con cariño… Cariño, cariño del que no hablan las palabras, del que solo se puede demostrar porque las palabras cariñosas son solamente eso, palabras.

¡Si vas a colocar tu corazón en una jaula de cristal, ten cuidado de no dejarla al filo del amor.!

Recogeré todos los trozos de dolor que han quedado en mi camino, dejaré atrás la amargura del pasado, los envolveré en el olvido y allí se quedarán. Renovaré mi corazón, cuidaré de el hasta llegue alguien y pueda ofrecérselo sano. POR AMOR PROPIO, LO HARÉ. ¡Si vas a colocar tu corazón en una jaula de cristal, ten cuidado de no dejarla al filo del amor.! -Frase de la película Ratas, ratones, rateros.

Cuanto más vacío está el corazón, tanto más me pesa.

Todos buscamos consiente o inconscientemente una manera de mantenernos cuerdos y en ocasiones caemos en grandes obsesiones, el fanatismo enfermizo es una de ellas, la dependencia sentimental hacia alguien es otra, el destrozar vidas con chismes a diestra y siniestra es muy común, el esclavizarnos al trabajo también es un recurso muy socorrido para escapar a nuestro vacío existencial. 

 La monotonía, la depresión, la neurosis y podría mencionar un millón y medio mas de formas de no sentirnos tan mierda y vacíos, mi manera de soportar lo que me tocó vivir es escribiendo. Cuanto más vacío está el corazón, tanto más me pesa.

Las palabras duelen, más que puñaladas, más que piquetes de alacranes.

Las palabras se las lleva el viento, aún así suelen ser armas muy peligrosas, devastadoras, insolentes, crueles, dañinas, nefastas.

Yo ya no quiero palabras, no quiero un “TE AMO” no quiero un “TE QUIERO” no quiero promesas, no quiero sueños, no quiero ilusiones, sólo quiero paz, tranquilidad, serenidad.

Ojala hubieras sido mi caballero andante que se aventura y enfrenta toda clase de peligros para salvar a su princesa, pero no, debió ser por que yo no soy una princesa.

Las palabras duelen, más que puñaladas, más que piquetes de alacranes, más que la mordedura de una serpiente, más que la muerte, más que la tortura más cruel, ya no quiero palabras, les temo, ya no quiero promesas.

 El futuro no existe, ya no quiero mentiras, no soportaría de nuevo tener que arrancarme un pedazo de corazón putrefacto, solo quiero vivir en paz lo que me queda de vida.

Lo que viví ya quedó atrás, porque lo que viviré aún no existe.

No hay pasado, no hay futuro, lo único que tenemos es este instante, tal vez al siguiente ya no existamos, por eso prefiero pasar mi ultimo instante de vida pensando lo feliz que soy, porque lo que viví ya quedó atrás, porque lo que viviré aún no existe. 

Sólo este momento que me siento a escribir con los ojos húmedos, soy feliz porque puedo expresarme, soy feliz porque siento que ni la maldad, ni el odio, ni la crueldad con la que me han tratado a menoscabado mi espíritu rebelde y sin dueño. 

Porque me pisotearon, me escupieron y puse la otra mejilla y no odie, no maldije a nadie, no guarde rencor, perdoné, el dolor se quedo dentro de mi y se irá conmigo a la tumba. Perdón es una palabra que no es nada, pero que lleva dentro semillas de milagros.

La felicidad es lo que soy, una mujer que se ríe de su mala suerte.

Siempre que alguien nos pregunta que esperamos de la vida la respuesta mas común es: Ser feliz y generalmente no sentimos que somos felices y es que tenemos una percepción muy banal de lo que es la felicidad, creemos que ser feliz es todo eso que representan imágenes de chicos divirtiéndose, fiesta, bebida, el momento de sonrisa prefabricada con la pareja, en fin, lo típico, lo que los medios nos han vendido, andar en el auto de moda, tener la casa de nuestros sueños etc.

 
Mi propia percepción de la felicidad, ser libre, no estar atada a nada, hacer lo que hago por convicción, porque quiero hacerlo, porque me gusta hacerlo, que nadie me grite, que nadie me humille, tener voluntad propia, tener paz, poder ver mi miseria con tranquilidad, con una conciencia limpia, con serenidad.

 
La felicidad es lo que soy, una mujer que se ríe de su mala suerte, que tiene un humor negro y un sarcasmo enorme, que prefiere reírse de si mima que lamentarse de su mala estrella, que prefiere luchar que sentarse a llorar, que disfruta de cada día que respira, que se alimenta de la ilusión de algún día morir en paz.