nos repetimos como un mantra. Cuando la única verdad, es que hace tiempo, que ni tan solo lo hemos vuelto a intentar. Preferimos actuar como víctimas de nuestro propio holocausto, que alimentamos cada día con nuevos miedos, estamos tan acostumbrados a ese silencio derrotista, que creemos que esa es la verdad y que las palabras solo sirven para construir historias y cuentos de hadas, en los que dejamos de creer, apenas, pasamos nuestros primeros años.
Hoy te invito a ver tu cara reflejada en ese espejo, a que en lugar de romper con él, rompas con la imagen que se ha dibujado y permitas que ese o esa que sí eres, en quien sí te reconoces, salga afuera, tal vez aun tengamos esperanza y resulte que a pesar de lo que otros puedan inventar, sigamos estando vivos.