Siempre que comienzo a escribir, muchas veces sin ánimo y sin pasión,
de pronto me encuentro encontrando un tema nuevo que me seduce y me enamora
y entonces boto lo que escribía y me lanzo por el texto que me despierta la cosquillita.
Hoy voy hablar de paz, esa que sentí al salir esta noche
y sentarme hablar por horas con dos amigas que no veía por mucho tiempo,
disfrutar de unos tragos en lugar tranquilo y una música que se escuchaba cerca de nosotras.
Paz porque no hablamos de amores frustrados ni de lágrimas.
Paz porque el dolor se fue junto con el amor que un día sentí y me hizo tanto daño.
Paz porque estoy en dieta, me corte el pelo.
Paz porque tengo tiempo para mis hijos y para mi.
Paz porque ya no tengo dolor que me quite el sueño, ni rencores que alimentar.
Paz porque me siento relajada, hablo despacio, no me altero por todo,
salgo a caminar en las tardes pensando en quemar las calorías de mi comida.
Paz porque me veo en el espejo y me gusto, porque sonrió mas seguido
y creo que hasta se me fueron las arrugas.
Nunca pensé que dejarlo ir me hiciera tanto bien.
¡Como estoy empezando a confiar
en ese gran arco iris
que está sobre mi cabeza!