Haber sido feliz alguna vez te encadena a ser esclava de tus huellas,
a pisar mierda, revolver la basura y vivir entre ella...
Mientras, los días se te caen encima como pianos desafinados,
como macetas de cemento que esconden semillas de lugares inútiles e inoportunos
que tocan a tu puerta.. y tu abres sin mirar, sin preguntar nada...
Las carcajadas y las miradas se revientan como insectos contra tu invisible coraza
que de a poco se degrada... Llevas en el bolsillo vidrios rotos,
antiguas copas que reventaste contra esa pared amarga que intentaste atravesar tantas veces
y que tantas veces te rebotó como una pelotita de goma, dejándote lejos...
difícil de encontrarte... escondida entre los arbustos, resignada e inmóvil, débil y cobarde..