Y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren, tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado, tu Dios, tu asesino… O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea, a esperar que suba la marea. Puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor, que me falta valor para atarte a mi cama, puedo ponerme digno y decir “toma mi dirección cuando te hartes de amores baratos de un rato… me llamas”.
Y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red, tu adiós y tu “ven”, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastió…O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.
Y si quieres también puedo ser tu abogado y tu juez, tu miedo y tu fe, tu noche y tu día. Tu rencor, tu por qué, tu agonía…o tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.
-Joaquín Sabina